Son las 7.00 a.m del sábado por la mañana y nos suena el despertador. Unos dicen que no nos entienden, otros que si estamos locos. Es el primer día de la semana que suena el despertador a las 7.00 y nos aparece una sonrisa en la cara. Hoy toca rodar 100 km.
Mientras ponemos nuestra lista de reproducción en la ducha y abrimos el grifo, una duda empieza rondarnos la cabeza. ¿Qué voy a desayunar yo antes de rodar? hoy quiero verlos por el retrovisor, pero ¿y si me paso? ¿y si no llego?
Para explicar bien el concepto desayuno tenemos que ir al origen del problema, nuestra despensa-nevera.
Actualmente estamos trabajando en el desarrollo de un sistema que hemos bautizado como Food Shopper®, que gestionará el stock de comida de nuestra despensa y nevera para tener siempre disponible lo que necesitamos para seguir nuestro timing nutricional.
La primera regla de todo es el orden. Si nos organizamos, conseguimos ser eficientes en lo que hacemos y eso es la clave del éxito en el triatlón.
Cada comida debemos programarla según las normas escritas referentes a la cantidad y calidad nutricional según la actividad, tiempo e intensidad que vayamos a realizar.
Hay una norma no escrita que habla de “sensaciones” y nos encanta. No todo es programable, ni todo lo que estipulemos los especialistas es lo mejor ni lo más indicado. Debemos probar y experimentar (pero siempre con una base, con un orden) sobre qué es lo que nos sienta mejor en cada situación en función del entrenamiento que vayamos a realizar.
En el caso del desayuno, debemos valorar el tiempo que va a pasar desde que ingerimos la comida hasta que vamos a realizar el ejercicio. Primero porque cuánto más cantidad ingiramos, más tiempo tardará en vaciarse el estómago y eso puede resultarnos incómodo durante el entrenamiento. Por la misma razón, cuánto más tiempo dure el proceso digestivo, más tiempo tardaremos en absorber los nutrientes, con lo que más tiempo tardaremos en utilizarlos.
Cuando hablamos de que un desayuno es más o menos óptimo, sobretodo hacemos referencia a la calidad nutricional, que como se vio en estudios realizados en ciclistas por la universidad de Sydney, se vincula a los índices glucémicos para regular el sistema insulina/glucacón. De esta manera, para un desayuno antes de salir a rodar lo interesante es buscar un índice glucémico medio-bajo, de manera que exista un aporte sostenido de energía durante el ejercicio.
La Hidratación es otro aspecto muy importante que debemos cubrir en el desayuno para empezar con nuestras reservas de agua lo más altas posibles. En este caso los zumos o batidos, así como la fruta son buenas alternativas.
Mucho ojo con un aporte excesivo de fibra en los desayuno porque en determinados casos se ha visto que generan problemas gastrointestinales.
Palatabilidad. Palabrota interesante para el desayuno. Básicamente viene a significar lo agradable que resulta tomar el desayuno, es un aspecto fundamental a tener en cuenta.
A modo resumen os marcamos algunos ejemplos para que tengáis una orientación sobre como pueden ser nuestros desayunos antes de salir a rodar.
Insistimos que son algunos ejemplo que proponemos a modo genérico, para que vayaís realizando pruebas y valorando sensaciones.
Bon apetit.
Papilla de 7 cereales con leche desnatada + zumo de naranja
Tostadas pan blanco con membrillo + queso fresco y zumo de limón
yogur griego con muesli con un poco de miel + pieza de fruta
Batido de fruta + leche + avena
Bol de zumo de naranja con cereales + fresas.
Tortas de avena caseras con mermelada de frutas + zumo de frutas
Papel de la fuerza en la natación

Parece que cada vez más, la fuerza va teniendo el sitio que se merece en el entrenamiento de los deportes de resistencia. Además de prevenir lesiones, mejoraremos el rendimiento si la entrenamos de forma adecuada, es decir, si tenemos en cuenta las necesidades y características de nuestro deporte a la hora de planificar el entrenamiento de la fuerza para trabajar aquellas expresiones de la fuerza que más se manifiesten en nuestro deporte. Por ejemplo, para un triatleta que vaya a hacer un ironman, el trabajo de fuerza específica que debe realizar básicamente es el de fuerza resistencia, en cambio un triatleta de corta distancia se va a encontrar con carreras más tácticas y cambios de ritmo más bruscos, para ello deberá trabajar, además de la fuerza resistencia, la fuerza explosiva (o potencia de aceleración) y la fuerza resistencia con un componente más anaeróbico (fuerza resistencia de corta duración).
En la natación, el trabajo de la fuerza adquiere todavía más importancia debido a las características físicas del agua (fundamentalmente su densidad), que hacen que la dinámica sea muy diferente a la del medio terrestre. A medida que un nadador se desplaza en el agua (como cualquier objeto en un fluido), éste se ve afectado por el arrastre, que es una fuerza igual y en sentido contrario a la que ejerce, de forma que para aumentar la velocidad es necesario que el nadador ejerza una fuerza superior. Si el nadador aplica constantemente la misma fuerza, la velocidad será constante, si aumenta la fuerza la velocidad aumentará pero deberá mantener esta fuerza de más que está aplicando para mantener la velocidad superior adquirida. Todo esto teniendo en cuenta que la eficiencia técnica se mantiene! Además, intervienen otras fuerzas como las de sustentación, de las cuales no vamos a hablar en este artículo para no extendernos demasiado.
A través de la ecuación de Hay (1993), podemos cuantificar el arrastre. Esta ecuación tiene en cuenta la densidad del líquido, el área frontal del cuerpo que avanza, la velocidad del cuerpo, y aplica un coeficiente de arrastre que se refiere a la forma del cuerpo. La forma simplificada de esta ecuación se resume en que el arrastre es proporcional a la velocidad al cuadrado:
D ≈ V² D es la fuerza de arrastre, V la velocidad del nadador. Ojo, para estos cálculos no estamos teniendo en cuenta la técnica del nadador, así que suponemos que es constante para un mismo nadador (cosa que no es cierta, pero en todo caso reforzaría las conclusiones que vamos a sacar*).
De esta forma podemos poner en ejemplo práctico: un nadador avanza a una velocidad de 1,5 metros por segundo:
D ≈ V² = 1,5²= 2,25 kgs
Para avanzar a esta velocidad, el nadador está ejerciendo una fuerza de 2,25kgs de forma constante. Para aumentar hasta 2 metros por segundo, la fuerza que debe ejercer es:
D ≈ V² = 2²= 4 kgs
Como comentábamos antes, la fuerza debe aumentar de forma exponencial para un aumento lineal de la velocidad. Con esto llegamos a la conclusión de que para la natación, la fuerza adquiere si cabe mayor protagonismo. Por lo tanto en líneas generales, podemos afirmar que para un triatleta, además del trabajo de técnica, no debemos descartar un trabajo de fuerza máxima y fuerza resistencia. Y hablamos de “líneas generales” porque hay que priorizar sobre las necesidades de cada triatleta. Por ejemplo, si me encuentro con un triatleta novel que tiene muy mala técnica, es cierto que trabajando la fuerza con esa misma técnica nadará más rápido, pero en este caso el mayor limitante es la técnica, por eso lo primero es trabajarla hasta mejorarla en función de sus posibilidades. Si en cambio me encuentro con un triatleta que viene de la natación, y con una buena técnica, seguramente será más conveniente centrarse más en el trabajo de fuerza.
*Si además, a medida que aparece la fatiga disminuye la eficiencia técnica el rendimiento se ve gravemente afectado. Ejercemos menos fuerza debido a la fatiga, y además no ejercemos la fuerza con la misma efectividad porque perdemos eficiencia técnica (nadamos peor). Vamos más despacio no solo por poder ejercer menos fuerza, sino que en muchos casos la técnica empeora hasta el punto de perder una correcta posición del cuerpo aumentando la resistencia al avance.
Bibliografía
Bompa, T. 2004. Periodización del entrenamiento deportivo. Barcelona: Paidotribo.
ARTICULO 1:
¿Qué zapatillas me compro?

Voy a intentar explicar sin tecnicismos y muy a groso modo, la forma correcta de elección de unas zapatillas de running.
A mi modo de entender uno debe hacerse una serie de preguntas básicas:
¿Qué tipo de pisada tengo? ¿Cuántos kms semanales voy a realizar? ¿Qué peso? Y ¿para que las quiero (competir o entrenar)?
Si no sé el tipo de pisada que tengo probablemente a la larga con un calzado inadecuado surgirá la lesión.
Hoy en día existen muchas formas de poder realizarse un estudio de pisada. No hay que dejarse impresionar por aparatos altamente sofisticados en apariencia. Un buen profesional solo con ver la planta del pie en descarga ya puede intuir que tipo de pisada tiene la persona. Solo en algunos casos se necesita un material más sofisticado. Si tenemos el mejor banco de marcha del mundo y la persona que interpreta los datos no sabe lo suficiente, o el mismo programa le dice que tipo de pisada es, estamos jugando a la lotería. Lo ideal sería acudir a un podólogo.
Una vez se sabe qué tipo de pisada tiene uno ( vamos a suponer que es pronador) y de la necesidad de tener que llevar ortesis plantares (plantillas) o no, uno acude a su tienda habitual. Debe decir que tipo de pisada tiene, peso, frecuencia de entrenamiento y distancias; aparte de decir si son para competir o para entrenar. Aquí ya entra el experto en zapatillas…. deberían sacar 2 modelos de zapatillas de cada marca ( 3 marcas serían suficientes). Nos deberían calzar cada pie ( suponiendo que los dos pies tienen el mismo “defecto”, a veces no son iguales) con un modelo de zapatilla y mirarnos andar o en cinta desde atrás. Hay modelos que pese a ser de pronador no controlan todo lo que deberían ( ya sea por el peso, tipo de pisada etc .) siendo este modelo descartado. Así sucesivamente hasta quedarnos con 2 zapatillas y es aquí, donde deberíamos elegir por comodidad, color, etc .
Un error muy común y bastante generalizado, es que si uno lleva plantillas puede comprar el calzado que quiera... pues no. El 90 % de la gente que lleva plantillas es pronadora por lo tanto la plantilla va a limitar el movimiento hacia la parte interna. Pero para que limite ese movimiento la plantilla ha de tener unos puntos de apoyo estables, en el caso de pronadores la parte interna. Las fuerzas que va a realizar el pie sobre la plantilla van a trasladarse de la plantilla a la zapatilla por lo tanto, la parte interna de la zapatilla debe de estar reforzada. Si llevo neutras ¿Qué pasaría? Pues que se fatigaría antes la parte interna de la zapatilla y la durabilidad sería inferior como mal menor. Me preocupan más las lesiones de tendón de Aquiles, ligamento interno de rodilla o lumbalgias por nombrar algunas lesiones típicas.
Os pongo un par de ejemplos visuales: Zapatilla neutra o demasiado blanda con plantilla ....

Se ve claramente la falta de control de la zapatilla. Este gesto repetido miles de veces, imaginar lo que puede llegar a lesionar a pesar de que el corredor no llegue a percibir esta pérdida de control.
El peso aquí juega un papel importante….. no es lo mismo ser un peso pluma que una persona corpulenta... a mayor peso más fuerza en el impacto. Por eso un “peso pluma” podría jugar con muchos modelos de zapatillas (incluso neutras) y un “corpulento” se ve más limitado a la hora de elegir. El hecho de no haber tenido lesiones hasta el día de hoy usando una neutra, no quiere decir que no se esté dañando alguna estructura. Pongo el ejemplo de cuando uno tiene 18 años ( por poner una edad) y es capaz de salir por la noche y hacer excesos y poder soportar el día siguiente sin dormir con más o menos solvencia. Yo ahora, a los 42, necesito 4 días para estar totalmente recuperado. Pues a nivel estructural pasa lo mismo, cada vez cuesta un poco mas de recuperar esos puntos dañados hasta que el cuerpo dice basta y termina por romper. “Pues fulanito hace esto, esto y esto y tiene x años y lleva estas zapatillas y no le pasa nada” , sí, claro, aquí entra la genética, alimentación, si uno va regularmente al fisio, si uno sigue un plan de entrenamiento “personalizado” etc.
Y aún con todas estas precauciones a la hora de elegir una buena zapatilla, llevando plantillas o no, podemos lesionarnos. Pero entraríamos ya en otros temas como mencionaba anteriormente.
Si algo funciona, cuidado al cambiar ¡¡
Espero haberos ayudado y que os sirva de algo!
-ARTICULO 2:
¿Ruedas para cubierta o tubular?

En el siguiente artículo vamos a tratar de ofreceros información sobre las diferentes características que diferencian las ruedas para tubular o cubierta para poder sacar como conclusiones las ventajas y desventajas de cada opción. Lo que sí podemos decir antes de empezar es que no hay una opción mejor, sino unas necesidades particulares de cada practicante que la hacen más válida o conveniente que la otra.
Para empezar comentaremos que en los inicios del ciclismo de carretera, solo se utilizaban tubulares ya que las cubiertas no estaban lo suficientemente desarrolladas como para ofrecer un rendimiento similar. Los ciclistas de antaño portaban los tubulares enrollados al cuerpo como se puede observar en la imagen de los inicios del Tour de Francia.
Con los años las cubiertas empezaron a mejorar hasta llegar al punto de igualar el rendimiento de los tubulares, y aquí empezó el conflicto de muchos ciclistas a la hora de escoger una u otra opción. Vayamos por partes, destacando las características principales a tener en cuenta a la hora de elegir:
Precio. Muchos de los modelos de llantas para el ciclismo se presentan en ambas opciones, sobretodo las llantas de carbono. En la mayor parte de los casos el precio es el mismo, aunque se puede dar el caso de que varíen ligeramente en función de la producción o venta de ese modelo (si se fabrican menos, o se venden menos, valdrá un poco más cara) y en determinados casos de un mayor coste de producción por la aplicación de alguna tecnología adicional para fabricar un modelo.
Por otro lado está el precio de los recambios: tubular vs. Cámara y cubierta. En este caso las ruedas para cubierta resultan mucho más prácticas ya que el precio de los tubulares de gama alta es significativamente superior al de una buena cubierta, aún sumándole el precio de una buena cámara. No obstante hay que reconocer que la oferta de tubulares está mejorando y cada vez son más asequibles y se acercan al precio de las cubiertas correspondientes a su gama. Aún así sigue siendo más económica la opción de cubierta ya que ante un pinchazo sólo tenemos que cambiar la cámara (aprox.5€) (si la cubierta no se ha dañado demasiado por un corte, que no suele ser el caso), mientras que en la opción tubular en la gran mayoría de pinchazos hay que cambiar el tubular, un mínimo de en torno a 30€ si utilizamos tubulares de entrenamiento, hasta 90€ si queremos un tubular de gama alta.
Peso. El conjunto de la rueda (llanta+tubular/cubierta y cámara) es siempre más ligero en las versiones para tubular, aproximadamente entre 300 y 400 gramos, básicamente porque las ruedas tienen menos material al no necesitar las pestañas reforzadas de la pista de frenado. A pesar de que actualmente cada vez hay más modelos para cubierta con pista de frenado de carbono, ésta va reforzada para soportar la presión a la que se ve sometida por un lado por las pastillas de freno, y por otro por la presión de inflado. Además los tubulares suelen ser más ligeros que el conjunto cámara y cubierta. No obstante la tecnología de las cubiertas y cámaras va mejorando cada vez más hasta el punto de igualar o incluso mejorar el peso de determinados tubulares. Muestra de ello son las cámaras de látex, que además de mejorar el peso respecto a las habituales (de butil) mejoran la resistencia a la rodadura de las cubiertas.
Estética. Éste sería un apartado a punto de desaparecer ya que cada vez encontramos más llantas de carbono para cubierta con la pista de frenado de carbono. Normalmente las llantas de carbono para cubierta llevaban la pista de frenado de aluminio lo cual rompía un poco la estética de la rueda. Esto era debido a que esta banda de frenado de aluminio resistía mejor la presión y el calor a los que se ve sometido por las pastillas de freno. Tanto es así que en muchos casos es la llanta más que la cubierta la que no soporta presiones de inflado demasiado elevadas. Los modelos actuales para cubierta incorporan pista de frenado de carbono (reforzada) lo cual supone una mejora sobretodo a nivel de estética.
Facilidad de uso. Este es un factor muy importante, sobretodo para la mayoría de los que practicamos ciclismo de forma amateur y queremos disfrutar de unas buenas ruedas tanto en entrenamiento como en competición. En este sentido resulta mucho más práctica la opción de cubierta que la de tubular. Y es que, a la hora de reparar un pinchazo, es mucho más sencillo cambiar la cámara que el tubular, además de que podemos llevar 2 cámaras en el bidón o bolsa de recambios ya que no ocupan mucho espacio, mientras que los tubulares plegados ocupan bastante más y normalmente solo llevamos uno de recambio con lo que si volvemos a pinchar tenemos que utilizar el móvil… El cambio del tubular es mucho más complejo que el de una cubierta, que la podemos cambiar en 5min o incluso menos y es fácil de hacerlo. Cambiar un tubular en un entrenamiento o competición a parte de más complejo supone que no estará bien pegado con lo cual perderá eficiencia (se ha demostrado que un tubular es más eficiente al estar bien pegado, un proceso que requiere de horas) y posible riesgo de que se salga. Aún así se comercializan cintas de pegado de doble cara que facilitan el cambio, pero no consiguen el mismo rendimiento que el pegamento.
A favor de los tubulares hay que decir que con ellos es más difícil pinchar ya que evitamos los pinchazos por “llantazos” (cuando se pellizca la cámara por un bache grande) y van inflados a mayor presión. Además podemos utilizar el líquido sellante que comercializan varias marcas, el cual se introduce por la válvula al montar el tubular y sella los pinchazos (al contacto con el aire) si no son agujeros muy grandes.
Además también a favor de los tubulares (que claramente pierden frente a las cubiertas cuando hablamos de facilidad o comodidad de uso) hay que decir que en caso de ir con la rueda pinchada (en casos excepcionales donde quede muy poco para terminar la carrera, como Abraham Olano cuando fue Campeón del Mundo en el ‘95) la llanta para tubular sufre menos ya que no lleva pestañas y es más plana. Imagen transversal de llanta para cubierta:
La mayoría de los profesionales del ciclismo utilizan tubulares, pero hay que tener en cuenta que detrás llevan un coche cargado de bicis y ruedas preparadas para cambiar.
Comodidad. Aunque es un aspecto para el que hay que tener una cierta sensibilidad para percibirlo, los tubulares son más cómodos que las cubiertas, absorben mejor las vibraciones y “ruedan mejor”. Estas sensaciones se perciben sobretodo bajando puertos donde hay muchos cambios de dirección.
Rendimiento. Éste es un punto que da para unos cuantos artículos más, por ejemplo una comparativa del rendimiento de cubiertas y tubulares que hay en el mercado ó explicar de forma detenida cuales son los aspectos que determinan el rendimiento de cada opción (resistencia a la rodadura (Crr), resistencia aerodinámica (Cda), cómo influye el grosor de un neumático, etc.). Así que en este articulo sin entrar demasiado en detalles diremos que el avance tecnológico de las cubiertas y cámaras hace que hoy en día la opción de cámara llegue a igualar o incluso superar en algunos casos a la de tubular, no obstante los mejores rendimientos todavía están reservados para los tubulares (para los mejores del mercado). Se ha demostrado que la opción de cubierta de alta gama (determinados modelos) con cámaras de látex están entre los mejores rendimientos (por delante de muchos tubulares). Tanto es así que el actual Campeón del Mundo de Contrarreloj, Tony Martin, utilizó ruedas para cubierta en el mundial.

El rendimiento de los tubulares o cubiertas es tan importante que hay diferencias de potencia de hasta 30w entre los diferentes modelos.
Conclusiones.
Teniendo en cuenta las características de cada opción, mi principal recomendación es que elijas la opción que mejor se adapte a tus necesidades teniendo en cuenta lo siguiente (más importante que los puntos a favor o en contra es el peso o valor de cada argumento para tu caso en concreto):
- Cubiertas.
- Puntos a favor:
- Son más prácticas a la hora de reparar un pinchazo.
- Es más barato mantenerlas
- Puntos en contra:
- Puedes pinchar por “llantazo”.
- El conjunto de la rueda pesa entre 300 y 400gramos más.
- En determinados modelos la pista de frenado es de aluminio y rompe un poco la estética.
- Puntos a favor:
- Tubulares.
- Puntos a favor:
- Evitas pinchazos por “llantazo”.
- El conjunto de la rueda es más ligero.
- La llanta es menos delicada.
- Puntos en contra:
- Cuesta (tiempo y dinero) bastante más reparar un pinchazo y normalmente solo llevamos un recambio porque ocupa más espacio.
- Si no pegamos bien el tubular pierde rendimiento.
Mis recomendaciones. - Puntos a favor:
- La opción de cubierta es más práctica y los recambios son más baratos. Si quieres unas ruedas para usar en el día a día esta opción gana enteros. Además el rendimiento en la actualidad se equipara al de los tubulares.
- La opción tubular reduce considerablemente el peso, con lo cual para carreras con cambios de ritmo y/o pendiente ofrecerán mejor rendimiento. En triatlón: carreras con drafting y/o circuitos con desnivel ya sea con o sin drafting.
ARTICULO 3:
El calendario de competición

Una de las partes más importantes e indispensable dentro de la planificación deportiva es el calendario deportivo, ya que en torno a éste gira el entramado de la periodización de las cargas de entrenamiento con el fin de conseguir el mejor rendimiento en las citas más importantes.
Sobre el calendario es importante destacar que ha de ser fruto de un acuerdo entre deportista y entrenador (teniendo en cuenta los posibles compromisos con selecciones y/o club). En el caso de un deportista de alto nivel, será el entrenador el responsable en gran parte ya que aquí lo más importante es el rendimiento en las citas clave y para ello el entrenador deberá organizar la temporada de la mejor manera posible; mientras que en el caso de un deportista de nivel popular, donde lo más importante debe ser disfrutar del deporte en sí mismo, mantenerse saludable, y disfrutar de la competición, el deportista toma un papel más activo en la elección del calendario en función de sus objetivos y/o gustos.
En cuanto a la clasificación de las diferentes competiciones, normalmente se divide en 3 niveles:
- Objetivos secundarios: son competiciones que se utilizan como entrenamiento de calidad sin grandes pretensiones de conseguir el máximo rendimiento y con el principal objetivo de añadir un punto extra de motivación al entrenamiento ya que para la mayoría de triatletas es duro y poco aconsejable pasarse tantos meses sin el estímulo de competir. En el caso de un triatleta puede ser una competición de cualquiera de las disciplinas que lo componen (carreras populares, cross, travesías a nado, marcha cicloturista, etc), un duatlón o cualquier otra disciplina del triatlón, o incluso un triatlón al que se acuda con la mentalidad de hacer un entrenamiento más.
- Objetivos importantes: son competiciones que más allá de servir como un entrenamiento de calidad, sirven también como test de cara a un objetivo principal determinado. En éstas se busca un buen rendimiento y/o resultado.
- Objetivos principales: normalmente son 2, hasta un máximo de 3 por temporada ya que hablando de alto rendimiento no es posible en una misma temporada obtener de forma esperada más de 2-3 picos de forma. El objetivo es obtener el máximo rendimiento y/o mejor resultado posible en el caso de triatletas de nivel avanzado. En el caso de triatletas de nivel popular estos objetivos pueden ser, además de conseguir el máximo rendimiento posible, conseguir un reto como por ejemplo ser capaz de terminar un triatlón de larga distancia, un triatlón olímpico o simplemente debutar en su primer triatlón.
Al tratarse de un deporte compuesto por 3 disciplinas, en la preparación de triatlón se suelen incluir competiciones de cualquiera de sus disciplinas. Esto junto con la cada vez mayor oferta de competiciones hace que la organización del calendario cobre todavía más importancia para no cometer errores en el proceso de entrenamiento como el sobreentrenamiento o la pérdida de la motivación.
El número de competiciones a lo largo de la temporada puede variar en función del nivel deportivo, motivación, carácter del deportista u otras variables, no obstante es recomendable tratar de seguir el calendario planificado en la medida de lo posible. Un número habitual de competiciones en una temporada sería entre 10 y 20 incluyendo los 3 tipos de objetivos antes mencionados. No obstante, muchas veces hay excesos ya sea por competir más de 30 veces en una temporada, o por hacerlo solo 3-4 veces, esto no significa que la temporada haya sido mal planificada, sino que hay circunstancias especiales que así lo hacen, por ejemplo estar disputando las series mundiales, compromisos con clubes extranjeros y nacional, y el resto de objetivos secundarios; o simplemente tratarse de un triatleta al que no le guste competir demasiado y tiene suficiente con hacerlo unas pocas veces al año.
En Eurotri, disponemos de un calendario con prácticamente todas las pruebas de triatlón y sus especialidades a nivel nacional e internacional. Su utilización es muy intuitiva, puedes encontrar la prueba que buscas seleccionando la fecha, país o incluso la provincia. Encontrarás los datos y el contacto de la prueba que buscas!